Los alimentos como las verduras en bolsa son seguros y frescos aunque su vida útil no es muy larga.
Desde hace algunos años, el consumo de ensaladas y verduras en bolsa ha experimentado un crecimiento exponencial. Hace cinco años estos productos los adquirían un número reducido de consumidores, hoy en día, más de la mitad de los españoles compran de manera habitual estos alimentos embolsados. Son los productos de IV gama: frutas, verduras y hortalizas limpias, cortadas y listas para el consumo.
Los alimentos de IV gama son cómodos, limpios y seguros, y su conservación en las bolsas mejora cada vez más. Por su significativo papel en la industria, se destinan una gran cantidad de recursos para su investigación y desarrollo. El investigador del CSIC, Rafael Gavara, en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, manifiesta que estos productos son seguros, ya que están muy controlados desde el tiempo de su cosecha hasta que llegan a los comercios. Además, defiende que son tan seguros como los alimentos frescos.
Es importante saber que no pasan más de tres días desde que se recolectan las verduras hasta que se colocan en los comercios. Hay mucha cantidad de cultivos repartidos por toda la península destinados a este tipo de alimentos y, en general, desde el campo hasta el lugar de venta hay menos de 400 kilómetros. Por lo tanto, estos productos no son exportados a otros países o, al menos, no es lo más recomendable. Con respecto a la transportación, esta se realiza a una temperatura de refrigeración para no perjudicar la delicada vida útil de estos alimentos.
Estos alimentos son seguros y frescos, aunque su vida útil no es muy larga. Sin embargo, para garantizar estas cualidades, se debe mantener la cadena de frío a una temperatura de refrigeración entre 1ºC y 4ºC.
Las verduras envasadas con este proceso duran menos tiempo y su color no es tan vivo, de ahí que sea recomendable observarlas y darse cuenta de la fecha de caducidad. Si se ha sobrepasado, debe valorarse el estado de las verduras de forma detenida antes de consumirlas.
Uno de los principales inconvenientes de estos productos son los residuos que generan, ya que la versión a granel supone un menor gasto de bolsas o bandejas. Las industrias responsables estudian medidas para reducir el número de envases, los plásticos utilizados son reciclables y además, pagan una tasa para contrarrestar la contaminación que generan.
Estos alimentos son libres de aditivos. Por esta razón, su conservación no solo depende de la temperatura, sino que la clave está también en el envase. En general, están envasados bajo una atmósfera protegida modificada, en la que se introduce dióxido de carbono para lograr que ni hongos ni bacterias se multipliquen en el interior y aumente la vida útil de los vegetales. Los alimentos, antes de entrar en los envases, pasan por un sencillo proceso de manipulación en el que se cortan, se lavan, higienizan con hipoclorito o dióxido de cloro, se secan y se envasan.