Su capacidad para organizar su trabajo y centrarse en sus tareas les hace mejores empleados.
Los trabajadores cascarrabias están presentes en todas las oficinas de todo el mundo. Aunque son los menos amables y los que más se quejan, podrían ser los más productivos de todo el equipo de trabajo.
Una investigación realizada por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y la Universidad de Pennsylvania separó a los trabajadores según las apreciones que tenían sus compañéros de ellos. Los dividió a partir del número de cosas que les gustaban o les disgustaban a sus compañeros.
Con esta clasificación en mano, se hizo un seguimiento del trabajo realizado durante una seman y, si bien las horas empleadas fueron las mismas, no lo fueron los resultados.
Las conclusiones fueron publicadas en la revista Social Psychology. Ellas revelan que los trabajadores más gruñones, digamos, con menos amigos, son los que resultan más productivos.
Parece que las personas que no son cascarrabias tienden a ser dispersas en su organización, intentan realizar tantas tareas diferentes que tienen problemas abarcándolas todas, además de que pierden el tiempo en el transcurso de una a otra. Por otro lado, los cascarrabias son más organizados, más cuadriculados y saben ordenar su trabajo para sacar el máximo partido a la jornada.
Además, según este estudio, los trabajadores gruñones tienen a conseguir una mejor especialización, mientras que los que no son cascarrabias tienden a saber un poco de todo pero mucho de nada.
Fuente: EquiposyTalento.com