Los grandes emprendedores saben escuchar sus propios instintos y logran triunfar gracias a sus altas dosis de intuición y a su capacidad para descubrir oportunidades.
El emprendedor tiene una gran personalidad y autoconfianza. Posee una gran capacidad para escuchar, lo que le permite entrar en terrenos invisibles para otros profesionales. Además, es valiente para asumir los riesgos que le puedan acarrear una empresa. Ve también más allá de lo que aparentemente hay. Según su experiencia y de situaciones similares, se inclina por una opción u otra.
Lo que caracteriza a los emprendedores es la confianza en sí mismos y en su idea. Sin embargo, la confianza no es lo único necesario para el emprendedor sino que también tiene que contar con valentía, perseverancia y capacidad para estar bien informado, entre otras.
1) Confianza. Ésta es una actitud necesaria. Cuando se encuentra una oportunidad debe tener fe en ella. Es indispensable una fe casi ciega, sin llegar a la obcecación, para llegar a buen puerto en una empresa.
2) Perseverancia. Cuando la persona se decide debe ser perseverante y tener mucha paciencia porque el proceso es muy lento. Hay que empeñarse mucho porque todo tarda más de lo que uno cree. Detrás de todo proyecto hay mucho trabajo, rigor y perseverancia.
3) Informarse. Durante nuestra vida vamos acumulando información en nuestra mente que puede resucitar en algún momento para dar lugar a una idea de negocio de éxito. Además, esta información se debe desarrollar por medio de las experiencias, del análisis del mercado, del networking, del conocimiento del sector.
4) Focalizar. Esto significa centrarse en un negocio. Es importante concentrarse en una idea para poder desarrollarla, pulirla, cuidarla y hacerla triunfar.
5) Pensar en grande. Es conveniente proyectar un negocio a nivel nacional porque, aunque sea más arriesgado, obliga al emprendedor a concentrar sus esfuerzos en un medio plazo. Los objetivos pequeños no permiten una completa visión de futuro y nos hacen pensar más en hacer negocio que empresa, es decir, en perseguir los resultados inmediatos envés de buscar el crecimiento.