
El pan más conocido como un manjar de los dioses, el mismo que gracias a su sabor y consistencia tiene la capacidad de acoplarse con cualquier alimento.
Los españoles observamos al pan como elemento básico en todas nuestras comidas, sin embargo y en ocasiones vemos al pan como un alimento de engorde, a pesar de ello hemos aprendido que este 'complemento' no lo es tanto sino que supone una parte importante dentro de la comida. De ahí que la duda se traslada también a este elemento. Cada vez florecen más tiendas –aunque muchas parezcan boutiques de moda- dedicadas al mundo del cereal.
Hay que tener en cuenta que este producto está en la base de la Dieta Mediterránea y se recomienda consumirlo unas cinco veces al día, en raciones de alrededor de 40 gramos cada una. Además, aporta vitaminas del tipo B, minerales y fibra, siendo mayor su cantidad en los panes integrales.
También es normal que un pan sabroso sea más recomendable con alimentos que no enmascaren su sabor, como quesos poco curados o embutidos suaves. Lo mismo pasará al contrario, si tenemos una comida muy sabrosa, mejor optar por uno blanco, sin semillas, que solo aporte textura y sabor ligero.
El mercado nos ofrece una gran variedad de panes, ya sean estos crujientes, blancos, de centeno, el pan payés, o el comúnmente llamado negro, dichos panes poseen diferentes texturas sabores y colores, de tal manera otorgar al consumidor el pan idóneo para cada alimento.
Solo poniendo como ejemplo al pan negro que combina a la perfección con alimentos grasos como son los mariscos o ensaladas de sabor amargo como es el caso de una ensalada de recula
Podemos asemejar a la selección del pan para cada comida con el mismo mecanismo que realizamos al escoger al vino idóneo para cada alimento .