La contaminación atmosférica ha generado situaciones de riesgo que pueden afectar la salud y el medio ambiente.
La contaminación atmosférica sigue siendo un problema mundial y en concreto en Europa, a pesar de los avances que se han realizado en la mejora de la calidad del aire en las dos últimas décadas. En la actualidad siguen existiendo situaciones de riesgo que pueden afectar negativamente a la salud de los ciudadanos y al medio ambiente.
Dependiendo de las concentraciones y duración de la exposición a niveles de alta contaminación, la salud humana puede verse afectada por la presencia en el aire de material particulado en suspensión, ozono, dióxido de nitrógeno, contaminantes orgánicos y metales pesados. Los óxidos de azufre, nitrógeno y amoníaco emitidos por diversas fuentes pueden dar lugar a procesos de acidificación y eutrofización que pueden afectar a otros medios como las aguas, los suelos y los ecosistemas. Los cultivos agrícolas también pueden verse afectados por la contaminación, ya que pueden sufrir importantes daños por exposición a elevadas concentraciones de ozono, y no debemos olvidar el deterioro de materiales y monumentos históricos debido a la contaminación atmosférica.
Por otra parte, debido a las características de los propios contaminantes y de la atmósfera como medio difusor, las consecuencias de la contaminación del aire pueden detectarse no sólo en las inmediaciones de los centros industriales o zonas urbanas sino que puede ser dispersados, mezclados, transportados y pueden experimentar reacciones químicas y transformaciones físicas de tal manera que sus efectos pueden tener lugar no solamente en las proximidades de los focos emisores, sino que con frecuencia los contaminantes atmosféricos son transportados a distancias considerables y afectan a la calidad del aire y a la deposición de contaminantes en zonas muy alejadas, lo que hace de la contaminación atmosférica un problema transfronterizo.
La constatación de que la situación no había mejorado como se esperaba a pesar de los esfuerzos realizados y del importante desarrollo normativo en la UE en materia de calidad del aire, en especial a partir del año 1996 con la aprobación de la Directiva 96/62 sobre evaluación y gestión de la calidad del aire ambiente (conocida como Directiva marco) y las posteriores directivas de desarrollo para los diferentes contaminantes regulados, llevó a que en el año 2001 la Comisión Europea presentara ante el Consejo un programa de análisis técnico y elaboración de medidas, con el principal propósito de desarrollar una política estratégica integrada a largo plazo para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos de la contaminación atmosférica.