Las nuevas tecnologías han hecho que la forma de aprendizaje cambie radicalmente.
Debemos aceptarlo, la forma de aprender ha cambiado. La incorporación de nuevas tecnologías en colegios y universidades ha abierto las puertas a formas de enseñanza radicalmente diferentes.
El director de TIC corporativo del Grupo SM en Madrid, Juan Manuel Núñez, manifiesta que no cree en un aula futurista, sino en una nueva enseñanza apoyada en potentes tecnologías. Piensa que habrá más confluencia entre la educación formal y no formal, aumentarán las fuentes de saber, el profesor pasará de ser transmisor a regulador del aprendizaje, habrá nuevos dispositivos desde los que navegar, escribir y leer. Además, el alumno no será el mismo.
La transición ha empezado. Ya no hay para qué mancharse de tiza desde que las pantallas digitales interactivas (PDI) presiden las clases. El videoproyector se conecta a un ordenador que enfoca imágenes en la PDI, que se controla desde un portátil, un tablet PC o directamente sobre la pantalla. Sus posibilidades sólo dependen de la creatividad del educador.
Varios estudios demuestran que los jóvenes, familiarizados con el hipertexto y la interacción, se implican más en las clases con PDI. También, potencia la colaboración y las habilidades sociales, y motiva a los profesores.
La clásica estampa escolar con lápices y libros sobre el pupitre se esfuma por instantes. El estudiante trabaja con su ordenador portátil o su tablet y el profesor controla las pantallas desde su equipo. Además, se han adaptado a la educación aplicaciones como videojuegos, entornos virtuales, redes sociales, blogs, foros...
En cuanto al equipo educativo, los visionarios sueñan con un dispositivo multiuso que reúna todas las funciones imaginables –juegos, ordenador, teléfono, lector de documentos, televisión por internet– y que sea compatible con sistemas para trabajar en grupo.
El reto se trata de crear productos diseñados para la formación envés de integrar a la fuerza tecnologías propias de otras disciplinas. Cuando la tecnología funcione así, formará parte de la clase de manera natural. Por ejemplo, ya han aparecido mesas multitáctiles en las que varios niños pueden dibujar a la vez con las manos, ordenar la tabla periódica o resolver operaciones matemáticas.
En el caso del libro electrónico, este se encuentra batiendo récords de debates entre expertos en tecnología, editores y lectores. La experiencia emocional de la lectura en papel sigue siendo más rica que en un libro electrónico y los estudiantes prefieren el material impreso sobre el digital. Aun así, su introducción en la formación es inminente.
No hay un estudio que demuestre que las tecnologías mejoren los resultados académicos, pero sí que el uso de estrategias innovadoras aumenta la motivación y la integración.