El reciclaje profesional debe estar enfocado a un puesto de trabajo concreto y que le proporcione al desempleado las herramientas necesarias para poder incorporarse de manera inmediata a un puesto de trabajo, las salidas profesionales pueden ser distintas a la tendencia de la carrera cursada.
Para hacer frente a la situación económica actual, muchos trabajadores se ven obligados a ampliar y renovar sus conocimientos profesionales para poder responder a las distintas necesidades del mercado laboral, en especial, jóvenes y mujeres frente a otros segmentos de la población.
Los idiomas, los conocimientos informáticos, las nuevas tecnologías y las leyes normativas son algunas de las competencias que el informe señala como fundamentales tanto para desarrollarse profesionalmente como para, en el caso de los parados, volver al mercado laboral. No obstante, apunta que ciertos sectores como el de la tecnología son más exigentes que otros con este aspecto, ya que su evolución es continua y debe adaptarse con flexibilidad a las nuevas necesidades del mercado.
Pero solo el 17,1% de los desempleados cursa estudios de formación, lo óptimo, sería que el 100% de los desempleados recibiese algún tipo de formación y en especial, aquellos que llevan más de 12 meses en esta situación. Esta formación no debe ser genérica, sino enfocada a un puesto de trabajo concreto y que le proporcionase al desempleado las herramientas necesarias para poder incorporarse de manera inmediata a un puesto de trabajo, las salidas profesionales pueden ser distintas a la tendencia de la carrera cursada.
Un hecho que resalta la importancia de la formación es que aquellos trabajadores con unos niveles de formación elevados son los que menos están sufriendo las consecuencias de la crisis. Prueba de esto, es que las personas con baja cualificación (sin estudios y con educación primaria) son los que más han visto crecer su número de parados, mientras los desempleados con formación universitaria superior (incluidos con título de doctorado) y los que poseen un título de formación profesional superior, son los que han sufrido un menor incremento durante a la crisis.
Si se analiza la formación de los desempleados por edades, se observa que son los más jóvenes los que más optan por formarse con un 32,8% de los parados que cursa algún tipo de formación menores de 25 años, mientras que los que menos se forman son aquellos que poseen edades entre los 35 y los 44 años, ya que, su peso es inferior al 10%. Por último, sólo 13 de cada 100 desempleados que está cursando algún tipo de formación es mayor de 45 años.
Esto evidencia que cuanto mayor sea la edad del desempleado, menos predisposición tiene a formarse para aumentar su abanico de posibilidades de encontrar empleo, quizás apoyando su versatilidad en la mayor experiencia, mientras que los más jóvenes, sin una carrera profesional todavía definida, son más proclives a aumentar su empleabilidad.