El intercambio entre dos o más países de productos y servicios tiene una gran incidencia sobre la economía de un país y genera beneficios y desventajas.
Cada país fabrica sus propios bienes y servicios, pero también escasea de algunos insumos y activos. El intercambio que existe entre dos o más naciones al exportar e importar sus productos y servicios es lo que llamamos comercio exterior. La idea es que cada país pueda ofrecerle al otro lo que no posee o carece y viceversa, generando a su vez el bienestar y supervivencia de la población.
La comercialización entre los países se logra promoviendo acuerdos de cooperación entre las partes. Para esto se llevan a cabo reuniones frecuentes entre los diplomáticos de las regiones y se intercambian conocimientos mutuos. Las empresas de cada país deben impulsar las relaciones comerciales y suscribir proyectos que sean para el bien de la comunidad.
Existen países que por distintas razones, políticas e ideológicas, tienen paralizadas sus actividades comerciales. De todas maneras, la clave está en que ambos países sean capaces de aceptar sus diferencias, para empezar a trabajar en pro de la integración de sus economías.
Hay distintas áreas en las que cada nación puede complementarse con la otra. Para esto es necesario saber cómo lograr esa integración. Las normativas legales garantizan la protección de las inversiones, sin embargo ese esquema de integración no se aplica en algunas regiones. Lo que se necesita es que cada país genere sus propios incentivos para contribuir a la formación del recurso humano, investigación científica y tecnológica, educación, etc.
Por medio del comercio exterior se puede lograr el mejoramiento de la competitividad, promover las cadenas productivas, fortalecer la pequeña y mediana industria, desarrollar actividades que tengan relación con la conservación, defensa y protección ambiental. Todo esto genera bienestar y calidad de vida, por esto se debe dejar de lado las diferencias y retomar las inversiones ya que las oportunidades que ambos países tienen para brindar son variadas.
Algunos beneficios cuando dos o más naciones intercambian sus bienes y servicios son: el impulso del bienestar económico y social, la estabilidad de los precios, la disminución de la tasa de desempleo, el aumento de la productividad y competitividad y un menor riesgo de pérdidas económicas.
Por otro lado, dentro de las desventajas están: riesgos comerciales (rescisión del contrato, riesgo de crédito y riesgo de incumplimiento), riesgos financieros (riesgo de cambio y riesgo de tipo de interés) y riesgos del país (riesgo político, riesgo soberano y riesgo de transferencia).