La causa del deterioro ambiental somos nosotros mismos, estamos rompiendo el equilibrio ambiental.

Creemos estar viviendo momentos únicos, y el momento donde encierra nuestra vida es el instante donde mayormente nos enfocamos para tomar decisiones acertadas frente al transcurrir del tiempo, cerrando así procesos exclusivos de la historia.
Más sin embargo estamos frente a cambios importantes que no podemos dejar de percibirlos, me refiero con mucha preocupación a los cambios ambientales que nos estamos enfrentando. La causa del deterioro ambiental somos nosotros mismos, estamos rompiendo el equilibrio ambiental.
Todo esto viene a cuento del espeluznante trabajo que publicó hace unas semanas la reconocida revista médica The Lancet sobre la epidemia mundial de sobrepeso y obesidad. Epidemia? Sí, la epidemia más significante del siglo XXI. Nos estamos transformando en montones de carne.
The Lancet explica que, la epidemia se ha disparado. En 1980 había 857 millones de personas en el mundo con problemas de sobrepeso; hoy hay 2.100 millones de personas, casi una tercera parte de la Humanidad. Entre esos 2.100 millones hay 671 millones de obesos, que es el grado más grave de la enfermedad: elefantinos, deformes, inválidos. Ya hay casi tantos obesos como personas que pasan hambre en el mundo (según la FAO, unos 870 millones). Y además es una epidemia desatada que avanza sin control: en los últimos treinta años, ningún país ha conseguido no ya reducir las cifras, sino detener el aumento. El 62% de los obesos viven en los países desarrollados, pero la enfermedad también progresa con rapidez en las sociedades en vías de desarrollo.
Hay naciones en las que las cifras ponen los pelos de punta: en Estados Unidos, un tercio de la población es obesa; en el Reino Unido, un cuarto. Si no se ven más por las calles cuando viajas a esos países (y eso que se ven mucho), es porque la obesidad incapacita y encierra: es una enfermedad muy grave. Curiosamente, en los países desarrollados hay más hombres gordos, mientras que en los pueblos en vías de desarrollo el mal se concentra en ellas. En Kuwait, Libia y Qatar, más del 50% de las mujeres son obesas. Tal vez les interese que sean así: es una manera más de meterlas en casa. En el extremo opuesto, una cifra que produce algo de alivio: en los Países Bajos, Noruega y Suecia sólo hay un 4% de obesidad. En España estamos en torno al 17%, o sea, una de cada seis personas; en cuanto al sobrepeso, afecta a más de la mitad de la población.
Esta epidemia se expande como incendio y lo peor es que no sabemos como comportarnos frente a ella. Por el lado opuesto tenemos a los controles excesivos de hombre y mujeres con el control del sobre pero como es la anorexia. Se calcula que hay el 1% de anoréxicos en el mundo, o sea, 72 millones de personas; y no estoy contando a los bulímicos, que son más.
Según Wallis Simpson, la anoréxica duquesa de Windsor, dice:” nunca se es lo suficientemente rica ni lo suficientemente delgada”, es que a los gordos se les señala por dejados, perezosos incapaces de contener sus ansias por comer.
Frente a estos pensamientos que todos de una y otra manera tenemos, existen campañas para celebrar la gordura, los kilos no son nada, seamos felices con sobrepeso. Y es cierto: hay que intentar ser felices siempre, sin dejar a un lado que la gordura acarrea enfermedades que hay que prestarlas atención.